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EL ESTALLIDO DE LA DESESPERANZA

  • Foto del escritor: INSTITUTO
    INSTITUTO
  • 22 oct 2019
  • 3 Min. de lectura

Lo que hemos vivido en Chile, estos últimos días, ha sido realmente impactante, ni siquiera tengo recuerdos tan violentos que observe en postdictadura. Sin lugar a dudas, un estallido social tremendo que ni el mas conservador esperaba ver desde el viernes de la Evasión. Y es que la desatención del gobierno a las reales problemáticas de la ciudadanía se vienen prolongando por largo tiempo y hasta en cierto sentido muy validas de manifestar. Lamentablemente es casi imposible que no terminara con una ola tremenda de delincuencia en donde el lumpen y el saqueo muestra el lado mas ilógico de las demandas de la ciudadanía. Que el costo de vida ha subido de forma descontrolada, que la educación es carísima y por ende de poco acceso. Que los sueldos son insuficientes para cubrir las necesidades básicas, Que los que nos gobiernan salen ilesos de pasar por la ley o perdonan sus propios pecados, es un hecho tangible. Sin embargo, seria simplista pensar que la problemática se queda solamente ahí. Me parece que hay que pensar mas en el fondo del asunto y que trae un estallido de semejante ira colectiva.

Recordé el pasaje en el Libro de Hebreos 3:7-12

7 Por lo cual, como dice el Espíritu Santo: Si oyereis hoy su voz,

8 No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto,

9 Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años.

10 A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos.

11 Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo.

12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo;

Mi recuerdo de la niñez siempre fue de un Chile cercano a la palabra de Dios, era natural las acciones de la iglesia, sea cual sea, en las calles haciendo ayuda social, llevando el evangelio a través de las típicas campañas evangelistas. Encontrar una biblia o una palabra de aliento de los profesores hacia los alumnos a través de ésta en los colegios o la simpatía de la gente frente a la recepción del evangelio, eran cosas comunes y naturales. Al mirar este pasaje, me hace pensar en como Chile se ha dejado llevar a ese camino sin Dios. A ese camino de desesperanza total, donde la sensación es “No tengo nada que perder”

Mi reflexión personal de los hechos es que necesitamos como país y sociedad crear mayores puentes de diálogos, en donde cada uno de los participes recapaciten, hagamos un mea culpa, y reconstruyamos una sociedad quebrada por diferentes factores. Esto no es solo una cuestión política, no es un tema solo económico, incluso tampoco ideológico. Para mi, demuestra la separación de la sociedad chilena con Dios. El secularismo que reina en nuestro país ha sido gran parte de la desesperanza que experimentan cada uno de ellos que no ha conocido a Jesús a través del evangelio. No estoy diciendo que los cristianos se deben quedar callados al ver las injusticias del mundo, pero tampoco en poner la esperanza cierta que tenemos, en algún gobierno terrenal. Por lo tanto, veo que para la iglesia de Dios se abre una tremenda oportunidad de llegar con el evangelio a nuestro pueblo y con esto traer el gobierno de Dios aquí en la tierra. Cada uno de los actores que formamos una sociedad debemos reflexionar profundamente para aportar en la reconstrucción de una sociedad rota desde lo mas profundo, Por lo tanto, es menester orar por nuestra gente, nuestros lideres políticos y la Iglesia, que tengamos la valentía y voluntad para revertir la crisis en desesperanza y la separación de Dios con nuestro país.

Carlos Ampuero


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